Apego y Cachorros
El cachorro al nacer, depende en su totalidad de la madre, quien se convierte en la figura de apego. Esta le brinda calor, alimento, cuidados, seguridad, etc.
Transcurren los días, y el cachorro adquiere motricidad y comienza la exploración del mundo, pero continua la dependencia con su figura de apego
Alrededor del día de vida 45 al 50, los cachorros son completamente destetados por la madre.
Este es el momento, en que el cachorro se encuentra en plena fase de impringtin (impregnación, desde la 7º a la 11º semana de vida) y el criador procede a ubicar los cachorros en sus nuevos hogares.
Al llegar el cachorro a su nuevo hohar, un nuevo ambiente para el desconocido, encuentra protección en algún integrante de la nueva casa, y es a partir de este momento, que el humano se convierte en la nueva figura de “apego”. En cuestión de minutos, el cachorro lo sigue, lo busca y se siente protegido. Dejando atrás la protección de su madre y la camada, por su nueva familia Humana.
Esta nueva familia le brinda todos los cuidados necesarios para su desarrollo.
Pero cuando los cuidados por parte de la nueva figura de “apego” son exagerados, se distorsiona la naturaleza del joven cachorro.
Algo que sucede comúnmente, es que, el cachorro está todo el día en contacto con la gente, no se le asigna un lugar para descanso apartado, acompaña a la nueva figura de apego tal como si fuese su sombra.
Un cachorro que nos sigue permanentemente con la mirada y con su cuerpo, “no descansa”, y en el momento de mayor requerimiento de sueño y crecimiento el cachorro no logra estabilizarse y ser equilibrado, recibe un incesante bombardeo de estímulos, que lo sobreexcitan.
Todo esto, además de no permitirle madurar, le crean al cachorro una distorsión mental generando una nueva figura llamada de “hiper-apego”.
Esta figura aparece cuando el cachorro no aprendió a estar solo, y mucho menos a ser independiente, acorde a su edad.
Hiper-apego y el cachorro.
Los seres humanos, debido a sus actividades cotidianas, generalmente dejan al perro solo por intervalos de tiempo, que en ocasiones, llegan a varias horas al día. De pronto el cachorro o joven perro, se encuentra en una situación para la que no esta preparado, algo que el no eligió, y no entiende, le falta la figura de “hiper-apego”. Esto rompe la condición que venia viviendo hasta ese momento, se siente solo, abandonado y vulnerable, se pone muy ansioso; el perro no aprendió y no tolera estar separado de su figura de apego, en consecuencia actúa:
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Vocalizando excesivamente cuando el dueño sale de casa.
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Arañando las puertas intentando seguirlo.
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Mordiendo y rompiendo cosas, esto incluye objetos personales del dueño.
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Defecando y orinando por toda la casa.
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Y finalmente, cuando se produce el reencuentro:
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Saltos y euforia
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Tarda mucho tiempo en calmarse
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Se le pega al dueño estableciendo contacto físico
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Los signos más intensos se presentan generalmente durante los primeros 45 minutos de ausencia y nuevamente unos minutos previos al regreso, cuando existe un horario regular en la salida y regreso por parte de la figura de apego.
Al cachorro hay que permitirle momentos de soledad en el lugar que le hayamos asignado, o salidas, de minutos al comienzo (menos de 90 dias), extendiéndolas gradualmente hasta llegar a horas (fondo o patio), de todas formas, el mismo cachorro va a limitar los tiempos para poder descansar. Si dispone de un fondo, lo ideal es mantener la puerta abierta, o una puerta especial para perros. Dándole la libertad de entrar y salir, permitiéndole :
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Aprender rápidamente a realizar sus necesidades afuera.
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Tener momentos de soledad, evitando el hiper-apego.
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Aprenden a jugar solos, sin necesidad de un humano. Mejor si hay otras mascotas en la casa.
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El juego que realizan con otras mascotas les proporciona el gasto de energía necesaria para ejercitarse y comer con ganas. Además de socializar, tan importante para su carácter futuro.
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Un pequeño Maltes o Yorkshire Terrier “aburrido” frustra y canaliza esa ansiedad rompiendo cosas y haciendo travesuras, máxime si diariamente pasa algunas horas solo dentro del hogar.
De todo lo anteriormente expuesto, surge la necesidad de un equilibrio en los tiempos que el cachorro pasa solo y con el nuevo dueño o grupo familiar, especialmente durante el período de la socialización, que abarca desde los 20 días a las 21 semanas de vida aproximadamente, en la que se establecen las jerarquías, es decir, el cachorro debe aprender a reconocer los limites impuestos por su dueño, estableciéndose una relación de sumisión-dominancia.
Hay que destacar que, es durante este periodo, que comienzan a gestarse los problemas de comportamiento, generados esencialmente por:
- Socialización insuficiente con otros seres: genera: miedos, fobias o ansiedad ante diversos estímulos.
- Exceso de socialización con un unico ser, genera el hiper-apego, que tratamos de evitar.
- Falta de limites en las conductas del cachorro: Muchos dueños por desconocimiento, son permisivos y toman con humor las travesuras del cachorro, que de grande se transforman en conductas muy molestas. Pero esto ya es otro tema, que trataremos por separado.
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Para Finalizar, es muy importante que el dueño entienda que NO debe castigar al perro, ya que no existe una asociación directa entre la conducta y el castigo. Todo ocurre debido a la ansiedad, es decir, el animal tiene miedo a quedarse solo y desprotegido, por lo tanto no se trata de un acto voluntario de venganza por haberlo dejado solo.
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